El objetivo del Proyecto CAREM es el diseño y construcción del primer reactor nuclear de potencia de diseño 100% argentino.
A diferencia de los reactores de investigación o experimentales, que tienen fines como la producción de radioisótopos, tareas de investigación, testeo de materiales entre otros, un “reactor de potencia” tiene como objetivo principal la generación de energía eléctrica.
Según fuentes bien informadas sobre el proyecto CAREM, este reactor pertenece al grupo de los llamados SMR, sigla de Small Modular Reactor- o reactores modulares pequeños-, un tipo de reactores nuclear que cuentan con un diseño simplificado, de menor tamaño que, mediante la incorporación de soluciones de alta ingeniería, optimiza su seguridad, al tiempo que reduce los costos de construcción e instalación, siendo así más accesibles y versátiles que las grandes centrales tradicionales.
En la actualidad, se encuentra en plena construcción la primera versión del reactor CAREM, que generará 32 MWe, a modo de referencia, es una potencia capaz de abastecer una población de unos 120 mil habitantes.
El grado de avance es importante en sus principales líneas de trabajo: el edificio civil está en un 77% de progreso, el recipiente de presión (que se fabrica en la planta de IMPSA en Mendoza) en un 71%, los generadores de vapor en un 55% y los elementos combustibles en un 60% (ambos a cargo de la empresa CONUAR), entre otros trabajos que configuran un grado de avance físico global de todo el Proyecto CAREM en el orden del 62%.
Vale la pena mencionar que actualmente hay unos 80 diseños de proyectos SMR (reactores modulares pequeños) en el mundo con distintos grados de evolución, y el CAREM es uno de los únicos tres proyectos que se encuentran efectivamente en construcción (junto a uno de China y otro de Rusia).
Componentes e Ingeniería Argentina
El diseño del CAREM es 100% desarrollado en el país y al mismo tiempo e informan fuentes autorizadas que existe una decisión estratégica de que al menos el 70% de los componentes e ingeniería del reactor se desarrolle en el país, para lo cual se viene trabajando en conjunto con actuales y potenciales proveedores a efectos de asegurar la provisión de componentes que cumplan con los altos estándares de calidad que exige la industria nuclear. Por ejemplo, se trabaja en conjunto con ADIMRA (Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina) para que empresas asociadas a esta entidad estén en condiciones de proveer componentes y sistemas para el reactor.
¿Cuál es su sistema de funcionamiento?
A grandes rasgos, el CAREM cuenta con el sistema primario (el circuito que mantiene refrigerado al núcleo del reactor), los generadores de vapor (parte del circuito secundario, que es el que se conecta con el generador eléctrico) y los mecanismos de control (cuya función es, precisamente, controlar el nivel de potencia del reactor). Ambos sistemas se encuentran integrados en un único recipiente de presión autopresurizado.
Este sistema de funcionamiento de CAREM, se traduce en algunas características como ser un gran inventario de agua, que garantiza la refrigeración del núcleo; el requerimiento de muchas menos cañerías y otros componentes que un reactor tradicional (en virtud de la mencionada integración), lo que incrementa los niveles de seguridad al reducir eventuales puntos de falla; la circulación del circuito primario por convección natural, sin necesidad de bombas; sistemas de seguridad pasivos, es decir que no requieren alimentación eléctrica externa para entrar en acción en caso de ser necesario, sino que actúan automáticamente por efecto de variaciones como presión y temperatura (incluso sin necesidad de intervención de los operadores, lo que reduce a la vez el margen de error humano).
¿Qué capacidad puede llegar a tener?
Nuestras fuentes nos informan que este tipo de reactores son apropiados para abastecer de energía eléctrica a regiones aisladas o alejadas de los grandes centros urbanos, incluso sin necesidad de estar en línea dentro del sistema interconectado. También pueden brindar electricidad a polos industriales, una manera de independizar su consumo del abastecimiento doméstico.
Por otro lado, tienen otras funcionalidades, como la posibilidad de utilizar el calor generado para desalinizar agua de mar o para calefacción, producción de hidrógeno, entre otras.
Un proyecto de características modulares
La modularidad es una característica que permite proyectar la instalación de una planta con una ‘x’ cantidad inicial de módulos que podrían comenzar a operar en un tiempo menor al de una central nuclear tradicional, lo que permitiría un ciclo de retorno de la inversión inicial más corto, brindando la posibilidad de agregar más módulos en etapas posteriores, e ir incrementando así la potencia total disponible.
La modularidad de CAREM, ofrece la posibilidad de fabricar varios de sus componentes en serie, reduciendo así el costo de la inversión; como también la posibilidad de proyectar centrales multi-modulares en las que se compartan instalaciones y servicios (edificio, turbina, sala de control, etc.), permitiendo también, optimizar el costo por MW instalado.
Cabe aclarar que el CAREM no es un reactor móvil. Existe alguna instalación móvil, por ejemplo, Rusia tiene una central ‘flotante’, que básicamente consta de dos reactores montados sobre una barcaza, con los que se alimentan zonas remotas de su territorio), pero esta ‘movilidad’ es más bien una excepción que responde a una necesidad específica concreta (en este caso, de los rusos), pero que no forma parte de las funcionalidades específicas de los SMR.
¿CAREM es exportable?
La exportación es precisamente uno de los objetivos, que busca consolidar a CAREM como un producto de exportación de alto valor agregado.
Es importante tener en cuenta que la Argentina cuenta con más de 72 años de trayectoria nuclear con fines pacíficos, habiendo exportado al día de hoy 5 reactores de investigación (dos a Perú, uno a Argelia, uno a Egipto y otro a Australia), mientras que la empresa rionegrina INVAP desarrolla actualmente otro reactor de investigación en Países Bajos.
La gran experiencia y trayectoria permite al país estar en condiciones de lograr, en un mundo cada vez más interesado en desarrollar la energía nuclear como alternativa para reemplazar el uso de carbón y otros combustibles fósiles, un alto grado de receptividad del reactor nuclear de potencia 100% argentino.
Si bien una de las características propias de los reactores nucleares en general, y de los SMR en particular, es la posibilidad de “customizar” (adaptar) la capacidad de generación a las necesidades de cada potencial comprador, se está trabajando en el desarrollo de una versión del CAREM de alcance comercial que será capaz de generar unos 120 MWe por módulo (es decir, cuatro veces más que la primera versión que se encuentra en construcción).
¿Cuál es el precio del reactor nuclear CAREM?
Nos han informado que la CNEA viene trabajando en el desarrollo de un modelo comercial, con el objetivo de lograr un costo competitivo para los países interesados y que, si bien aún está en etapa inicial, se apunta a que el “precio de venta” se ubique en el orden de los u$d 4.800 por kW instalado para una central con cuatro módulos de 120MW eléctricos cada uno.
El impacto medioambiental de CAREM
Es importante de comprender la urgente necesidad que el mundo tiene en relación a la sustitución de los combustibles de origen fósil (carbón, gas y petróleo), que son los principales responsables del cambio climático en virtud del daño generado sobre la atmósfera terrestre, y que en conjunto representan cerca del 70% de la matriz energética mundial.
En ese contexto el mundo cada vez es más dependiente de la electricidad y frente al continuo crecimiento en cantidad de habitantes de manera exponencial, la energía nuclear se presenta como la alternativa más consistente y confiable entre las energías “de base” (es decir, las que son capaces de generar 24/7 en forma permanente) para afrontar la urgente transición energética que el mundo está necesitando.
Otra energía de base como la hidráulica depende de la geografía de cada región, las llamadas renovables son intermitentes y dependen de las condiciones climáticas, por lo que son consideradas energías ‘de punta’ y son complementarias de las de base, pero no es posible basar en ellas la matriz energética de un país.