Presentamos el caso de AVS ARGENTINA, una de las empresas líderes en el diseño y construcción de plantas quimicas. Dialogamos con sus directivos para conocer su particular método de diseño y montaje, que hace que complicados procesos se vean tan faciles como jugar con ladrillos para niños.
La empresa AVS es una de las cinco grandes a nivel mundial dedicadas a la ingeniería y manufactura de plantas de producción de químicos en general, aunque su expertise más fuerte está en las fábricas de cloro soda. Tiene cede en Argentina desde 1993 y desde entonces no ha parado de crecer. Las plantas montadas por AVS se esparcen por todo el mundo y alcanzan rincones tan lejanos como Argelia, India y Australia. Lo que destaca a la empresa entre sus competidores es que diseñan las instalaciones industriales en forma modular –como containers que pueden ser transportados en un camión-, lo que permite un mejor traslado y ahorrar tiempo de construcción y dinero.
Todo listo, todo rápido
“La primer obra que se hizo fue para Transclor, en el parque industrial Pilar”, recuerda Cecilia Rey, presidente de AVS Agentina. El trabajo causó muy buena impresión a la gente de Clorex, una multinacional de gran facturación en el mundo, por la velocidad en que fue montada la planta. “ Esto es una ventaja competitiva porque hoy no hay otra empresa en el mundo que lo haga de esta manera, es un sistema particular de nuestra empresa” “Nadie podía creer que se instalara en ocho meses, cuando el p r o m e d i o de montaje de plantas de esa naturaleza está en un año y medio”, detalla Rey. De allí en más, comenzaron a expandirse. Con el tiempo, AVS diseñó un sistema de módulos del tamaño de un container, de manera que se pudiera transportar cada módulo en un camión. A su vez, los módulos se pueden apilar hacia arriba o se pueden relacionar hacia los costados. De esta forma, toda la planta se monta en los módulos, que forman la estructura que luego se interconecta. Una vez que las conexiones están armadas, se hacen las pruebas y la planta ya queda en funcionamiento. “Es como los ladrillos con los que juegan los chicos”, grafica Rey. Leandro Pérez, ingeniero de AVS Argentina, detalla aún más el proceso: “Se prefabrica la planta en módulos. Se adelanta la obra civil, que es la que más tarda por el curado del concreto. Se avanza con el montaje mecánico y de cañerías al mismo tiempo que se avanza con el nivelado del terreno. Esto se puede hacer gracias a que trabajamos en módulos. Luego, cuando el trabajo de nivelamiento está listo, llevamos los módulos y hay un trabajo mínimo de conexión”, explica. “Algo que con mucha energía se hace en un año y medio –prosigue Cecilia Rey-, nosotros lo estamos sacando en ocho meses o menos.
Esto es una ventaja competitiva porque hoy no hay otra empresa en el mundo que lo haga de esta manera, es un sistema particular de nuestra empresa”.
De esta forma, los propietarios empiezan a recuperar enseguida la inversión. En ese sentido, la presidente de AVS Argentina señala que “como los bancos dan un plazo para empezar a devolver el capital otorgado, si los propietarios empiezan ocho meses antes a generar dinero, la devolución al banco es más fácil y también tienen más ganancias”. La modularización no sólo permite ahorrar tiempo, sino que permite garantizar la calidad, porque todo sale del taller armado y listo. “Cuando llega el momento del montaje, no se necesita mano de obra especializada en eso, porque ya está todo terminado y es algo muy simple de conectar”, señala Cecilia Rey. Esto permite trabajar con tranquilidad en regiones del mundo donde no hay mano de obra calificada. AVS tiene sede en tres países, entre los cuales se distribuye todo el trabajo de la empresa. La construcción de los módulos se hace en México, donde hoy mantiene empleadas a unas 300 personas. En Argentina se hacen los planos yse piensa el desarrollo del producto. “La materia gris es argentina”, señala Rey. Aquí trabajan 60 personas. Por último en EE. UU., donde están las oficinas centrales de la empresa, hay alrededor de 200 personas dedicadas a la comercialización y administración.
También agua
AVS está presentando un nuevo producto. Se trata de potabilizadores de agua de tamaño reducido, al estilo modular que caracteriza a la empresa. Estos potabilizadores se pueden montar arriba de un tráiler y llevarlos a donde sean necesarios. Tienen aplicación en campos, en situaciones de emergencias o en pequeños pueblos. Toman el agua de río, la procesa y queda apta para consumo humano y animal. También puede alimentar sistemas de riego. Son como equipos electrógenos, un poco más grandes. Se desarrollan en México y un modelo similar ya fue utilizado en la emergencia ambiental que atravesó Haití.
Un mercado amplio y verde
Aunque el común de la gente solo relaciona el cloro a la desinfección, este tiene más de 13.000 usos. La mayoría de las industrias lo utiliza. “Hasta las mayas de los relojes usan cloro en su proceso”, ejemplifica Rey. “Todo está relacionado en alguna medida con el cloro. Eso hace que la demanda crezca y sigamos teniendo trabajo”, destaca la presidente de AVS Argentina. Pero incluso más allá de los usos del cloro, hay una cantidad de derivados que se obtienen de la producción del mismo que hacen que las plantas de AVS también sean de interés para otras industrias que no sean estrictamente las dedicadas al cloro soda. “Hacemos ácido, que se utiliza para la minería, cloruro de benceno, hidrógeno, soda cáustica, etc. Todo lo que sea producto químico lo podemos hacer”, señala la presidente y agrega que “si bien los procesos tienen sus particularidades, las plantas son bastante similares y podemos hacer plantas de lo que sea”. Siempre con la metodología de módulos y con el estándar de calidad de las normas de EE. UU., que, según Rey, es el que tiene más sistemas de protección para el medio ambiente y el más estricto. En el caso de la minería, que utiliza el ácido en sus procesos, a su vez hay que construir las plantas de tratamiento para ese ácido, porque si no se lo trata, se contaminan las napas y se daña el medio ambiente. Una vez purificado, sí se puede descartar. “Sí o sí se tienen que procesar”, aclara Cecilia Rey. “Nosotros concebimos una planta con su planta de tratamiento. Y lo montamos así”, remarca. Las plantas de tratamiento son más difícil de hacer en módulos, porque conllevan piletas de decantamiento y otras particularidades. Tienden más hacia un sistema tradicional.
“ El proceso de formación lleva un tiempo y no es tan fácil encontrar la gente”
Mano de obra calificada
Uno de los grandes inconvenientes con los que lidia Cecilia Rey como presidenta de las oficinas argentinas de AVS es la falta de ingenieros. “Tenemos obras en espera”, asegura.
“Es mano de obra muy especializada”, reconoce. “Se necesita mucho tiempo para formar un ingeniero que sea especialista en cloro soda, por ejemplo. Si bien en Argentina hay mucha gente pacitada y todos los que hemos contratados no nos han decepcionado, tenemos que formarlos, porque vienen de procesos diferentes: algunos vienen de la industria automotriz, otros de la farmacéutica. El proceso de formación lleva un tiempo y no es tan fácil encontrar la gente. Si no, seríamos más. Podríamos arrancar más obras”, subraya Rey. El caso de Leandro Pérez muestra que cuando AVS necesita expandirse incorpora gente: “Yo vengo de la industria de la energía. Del gas, más precisamente. Me formé como proyectista. Cuando en AVS surgió un proyecto muy grande en Trinidad y Tobago, empezó a contratar mucha gente, entre ellos, yo”, recuerda. Hoy en día, Pérez es el responsable del sector de la mecánica, pipping y de estructuras y modularización de los equipos. Cecilia Rey piensa que esto no es un problema sólo argentino, sino que sucede en general, “porque no es un rubro muy conocido”.
«Hacemos ácido, que se utiliza para la minería, cloruro de benceno, hidrógeno, soda cáustica, etc. Todo lo que sea producto químico lo podemos hacer»
La mayoría de los ingenieros químicos están hoy en lo que es medio ambiente, alimentos, lácteos, etc. “Otra cosa que no ayuda –señala Rey- es que a la industria le cuesta mantenerse, le cuesta crecer, entonces no le da la posibilidad a los profesionales de desarrollarse. O son siempre los mismos ingenieros los que están en las empresas de primera línea”. Hoy en día, AVS está encarando varios proyectos en simultáneo. Se está poniendo en marcha una planta en New Jersey, otra en Iowa y otra en Connecticut. Todo esto en EE. UU. También hay trabajos en Perú, una ampliación en Buenos Aires para Transclor y un proyecto más chico en Argelia. La planta de Harrison & Ford (de Cargill), en Iowa, una mega planta de 200 toneladas de cloro al día, significará un salto cualitativo para la empresa, que hasta el momento venía trabajando proyectos pequeños y medianos.