Cada vez se habla más sobre este mineral fundamental para los desarrollos tecnológicos del siglo XXI. Aquí, todo lo que hay que saber sobre el litio y su explotación en Argentina y la región.
El litio es el metal más ligero de todos. Tanto, que tiene una densidad equivalente a casi la mitad que la del agua. Esto le posibilita no sólo flotar en ella, sino también reaccionar con ésta y formar gas de hidrógeno e hidróxido de litio.
En los últimos años, la demanda del litio ha crecido de manera exponencial, fundamentalmente impulsada por sus aplicaciones para el rubro energético y de tecnología, por ejemplo, en las baterías de los teléfonos celulares, tablets y notebooks. También se utiliza en otras industrias como la farmacéutica o la relacionada a la tecnología nuclear.
Las automotrices cada vez más se interesan por el desarrollo de baterías de litio para vehículos eléctricos y vehículos eléctricos híbridos. Esto muestra que, aunque no cuente con el reconocimiento como el que tienen otros minerales, el litio está mucho más presente y cerca en la vida cotidiana de lo que uno piensa.
Una actividad de cuidado
Este mineral se encuentra en los salares, cuyo componente principal es la salmuera que contiene litio, potasio, boro, magnesio.
Esos salares constituyen ecosistemas naturales muy complejos y de gran fragilidad, por lo cual su explotación para la extracción de los minerales allí existentes, en especial la salmuera, que es un líquido, debe ser muy controlada, ya que puede afectar el comportamiento hidrogeológico del acuífero en pertenencias contiguas, a lo que hay que sumarle el impacto del salar en su conjunto.
Teniendo en cuenta que esta extracción puede afectar la disponibilidad de los recursos hídricos de su entorno y del ecosistema, la actividad también puede impactar negativamente a los grupos humanos asentados en el ámbito de la cuenca del salar en explotación.
Normalmente se trata de comunidades desprotegidas, y por lo general corresponden a pueblos autóctonos. Por lo expuesto, es necesario que la explotación de las salmueras, tengan un tratamiento específico para no alterar el ecosistema y preservar el medioambiente.
En franca expansión
El crecimiento de la demanda -alrededor del 30 por ciento por año- hace que cada vez sean más los actores con intereses sobre esta temática. Si tenemos en cuenta que el 25 por ciento de la producción de litio mundial se utiliza para baterías de autos, celulares, cámaras y toda la tecnología que cada día acompaña más y más a nuestra actividad humana cotidiana; el 30 por ciento es utilizado en el sector metalúrgico y de medicinas; y el resto lo demanda la industria aeroespacial, cerámicas y la de lubricantes; nos daremos cuenta de la importancia de prestar más atención a este recurso, de valor estratégico para nuestro país. El 85 por ciento de las reservas mundiales están ubicadas en la zona llamada “Triangulo del Litio”, que abarca partes de Bolivia, Chile y Argentina. Es clarísima, entonces, la importancia del recurso para la región. En nuestro país, las reservas más importantes se concentran en Jujuy, Salta y Catamarca, donde podemos señalar entre los yacimientos principales: – Alaroz y Cauchari (Jujuy) – Rincón, Pocitos y Arizaro (Salta) – Hombre muerto (Catamarca) En cuanto a sus recursos de litio, la Argentina se ubica en cuarto lugar a nivel mundial, detrás de Australia, Chile y China.
La involucración del Estado
La importancia estratégica del recurso, sumada a la fragilidad de los ecosistemas y las poblaciones donde suele encontrarse, y teniendo en cuenta el vertiginoso crecimiento de la demanda a nivel internacional, hacen que sea conveniente una participación activa del Estado para garantizar la explotación responsable de este mineral. En ese sentido, el Poder Legislativo Nacional le ha prestado atención a este tema y, desde 2011, se han presentado diversas iniciativas para regular la explotación del Litio. Sin embargo, ninguna se convirtió en ley aún. Uno de los proyectos es el presentado en abril de 2014 por los diputados Carlos Heller y Juan Carlos Junio, con el asesoramiento del magister en Economía y Políticas Públicas Nicolás Gutman.
En él se incorporan los objetivos de otros proyectos y ha logrado despertar un necesario interés público por el litio.
La iniciativa busca alcanzar (exploración, explotación, comercialización e industrialización), los diversos mecanismos que propone para regular la actividad (empresa, comisión, fondo) y además, busca brindar un marco de coordinación, regulación y fiscalización general, y legal apunta a tallar fuertemente sobre el área del litio a partir de tres mecanismos básicos: 1) La creación de Yacimientos Estratégicos de Litio Sociedad del Estado (YEL). 2) La Comisión Nacional de Explotación del Litio (CNEL). 3) El Fondo Nacional para la Valorización del Litio (FONVAL). Su espíritu general consiste, según sus autores, en reposicionar la figura del Estado Nacional, regular, fiscalizar, gestionar y pluralizar políticamente la actividad, asentándose primeramente en el área minera, para luego crecer en la gestación de valor. Tal vez el punto que mayor controversia despierta consiste en que este proyecto le otorga una serie de atribuciones al Estado Nacional que dejarían de estar en manos de las provincias, actuales propietarias del recurso.
Por ello, el proyecto de ley presentado puede tener visos de inviabilidad ya que cuenta con la oposición de algunos sectores provinciales. De todas formas, consideramos necesario hablar de estos temas para buscar la mejor solución.
No debe olvidarse que constituye una gran oportunidad para nuestro país, no solo en relación a la explotación responsable de este mineral, sino también en la búsqueda de generar valor agregado a su explotación, de manera que sea rentable para todos los sectores intervinientes y sin constituir una amenaza para el ecosistema.
Los métodos de explotación
Como los yacimientos de este mineral se encuentran disueltos en salmuera, es decir que son líquidos, la forma tradicional de explotación es mediante el bombeo de la solución desde los reservorios subterráneos hacia unos piletones donde se da la evaporación de agua, procediendo después al recupero del litio por separación del resto de los minerales existentes por decantación. Hay métodos de extracción más modernos como la recuperación electroquímica (no evaporítico) que resulta de bajo impacto ambiental, ya que no evaporan agua y no generan residuos tóxicos. Con el litio y su creciente utilización en la vida moderna, se abre para la Argentina una gran oportunidad y, a su vez, pone el desafío de una unión de todos en pos de un objetivo estratégico que busque no solo obtener el mejor rédito económico, sino preservar el ecosistema. Para ello, deben tener un rol fundamental los poderes del estado, principalmente el legislativo encargado de instrumentar el mejor marco legal que dé respuesta a esta situación.