Argentina redefine su perfil minero: de potencia emergente a pilar estratégico de la transición energética global

Con una producción de litio en ascenso, una cartera multimillonaria de proyectos cupríferos, la reactivación del uranio y la innovación en oro y plata, el país avanza hacia un nuevo modelo minero basado en sostenibilidad, tecnología y valor agregado nacional.
La Argentina vive un momento bisagra en materia minera. El crecimiento global de la demanda de minerales estratégicos, impulsado por la transición energética, la electrificación del transporte y las necesidades tecnológicas emergentes, encuentra al país en una posición de oportunidad única. Con inversiones récord, proyectos de clase mundial y un renovado marco fiscal y regulatorio, el país empieza a consolidar un modelo minero moderno, sostenible y competitivo.
Cobre: el metal del futuro
Históricamente relegado frente a Chile y Perú, el cobre argentino asoma como el protagonista de la próxima década. No en vano el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ubica al país entre los de mayor potencial en el mundo por tener numerosos yacimientos de cobre aún no desarrollados. Con reservas estimadas en 66 millones de toneladas –el 2% del total mundial, según S&P Capital IQ– y una ubicación privilegiada en las provincias andinas, el país concentra al menos seis megaproyectos que podrían posicionarlo entre los diez principales productores globales.
Josemaría (San Juan), El Pachón (San Juan), Mara (Catamarca), Taca Taca (Salta), Los Azules (San Juan) y Filo del Sol (Sana Juan) son yacimientos en diferente grado de exploración y desarrollo que representan una inversión conjunta superior a los 21.000 millones de dólares y una capacidad estimada de producción de 810.000 toneladas anuales. Si se concretan según los plazos previstos, podrían generar exportaciones por más de 6.500 millones de dólares al año hacia 2030, fortaleciendo economías regionales y creando miles de empleos.
Sin embargo, el avance del cobre argentino aún enfrenta retos: falta de infraestructura en zonas clave, complejidades logísticas y, hasta hace poco, una presión fiscal poco competitiva. La implementación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que redujo la carga tributaria efectiva al 39%, busca revertir esta situación y atraer el capital necesario para transformar el potencial en producción.
Oro y plata: innovación para prolongar lo valioso
Frente al agotamiento de yacimientos maduros, las compañías líderes en oro y plata están apostando por la innovación tecnológica y la exploración continua. Veladero (explotada por la empresa Barrick Gold) y Cerro Negro (por Newmont) son dos ejemplos emblemáticos: inversiones millonarias en inteligencia operativa, reciclaje de agua, maquinaria de precisión y extensión de reservas permiten mantener su productividad, reducir el impacto ambiental y generar empleo y recursos fiscales para San Juan y Santa Cruz.
Además, el proyecto Lunahuasi, en San Juan, combina cobre, oro y plata en uno de los descubrimientos más prometedores a nivel mundial. Operado por NGEx Minerals, muestra resultados de alta ley en todas direcciones, perfilándose como un activo estratégico en la cartera argentina de metales críticos.
En la actualidad, la exploración en Lunahuasi continúa con cuatro plataformas en el sitio que buscan nuevos depósitos de metales y minerales críticos. La empresa ha señalado que los últimos resultados apuntan a la presencia de un importante depósito mineral hacia el oeste, con intervalos más largos de mineralización diseminada.
Uranio: entre la reactivación y la disputa federal
El reciente anuncio del Plan Nuclear Argentino, lanzado por el gobierno de Javier Milei, trajo al centro de la escena económica a un actor impensado hasta el momento: el uranio. Argentina, que cuenta con una industria nuclear consolidada, ha importado uranio durante casi tres décadas, a pesar de contar con reservas identificadas de 33.780 toneladas, principalmente en las provincias de Chubut, Mendoza y Río Negro.
Tal como explicó en repetidas ocasiones Demian Reidel, jefe del Consejo de Asesores del Presidente de la Nación y quien tiene a cargo el Plan Nuclear, si el país logra desarrollar y comercializar reactores modulares pequeños (SMR, por su sigla en inglés) y atender la demanda de energía que presenta la nueva industria de la inteligencia artificial y los grandes data centers, podrá vender también el uranio con una posición muy ventajosa a nivel internacional.
Al respecto, ya se empezaron a ver los primeros movimientos para desarrollar el sector: el ingreso de Corporación América a la minería de uranio con el proyecto Ivana, en Río Negro, marca un hito en ese sentido. Se trata de una inversión de 160 millones de dólares con la que el holding de Eduardo Eurnekian busca abastecer tanto al mercado local como al internacional.
Paralelamente, la provincia de Chubut abrió un frente político con la Nación al reclamar la reversión del yacimiento Cerro Solo –el mayor del país– en manos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). La disputa, que remite a la propiedad y el ritmo de inversión en recursos uraníferos, reaviva el debate sobre el federalismo minero, la licencia social y la reactivación del sector bajo nuevas tecnologías de bajo impacto como la lixiviación in situ.
Litio: producción récord en un contexto desafiante
Pese a la caída de los precios internacionales, la producción de litio en Argentina no se detiene. En 2024 alcanzó las 75.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE), un crecimiento del 62% respecto al año anterior. Para 2025, la proyección de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) anticipa un incremento del 75% y alcanzar las 131.000 toneladas, gracias al ramp-up de Cauchari-Olaroz, las ampliaciones de Salar Olaroz y Fénix, y la puesta en marcha de Sal de Oro.
Sin embargo, los ingresos por exportaciones cayeron un 24% debido al colapso de precios, que se encuentran a un tercio del valor registrado hace un año. A pesar de esto, la inversión en exploración se mantiene elevada: en 2024 se destinaron 127 millones de dólares, lo que posiciona al litio como una de las principales apuestas del país.
Argentina representa hoy el 8% de la oferta global de litio y ocupa el quinto lugar entre los productores, detrás de Australia, Chile, China y, desde 2024, Zimbabue. De cara al futuro, la expectativa global indica que la demanda se cuadruplicará hacia 2030, lo que implicará duplicar los yacimientos existentes a nivel mundial. En ese contexto, el país se posiciona como pieza clave.
Minería 4.0: el nuevo paradigma argentino
El eje común de esta transformación minera en Argentina es la convergencia entre inversión, innovación y sostenibilidad. Desde el uso de inteligencia artificial para la exploración hasta la implementación de sistemas de reciclaje de agua en zonas áridas, las nuevas minas argentinas apuestan por prácticas responsables y por una mayor integración con las comunidades locales.
La articulación público-privada, los incentivos fiscales, la apertura al capital internacional y el consenso sobre el rol estratégico de los recursos críticos configuran un nuevo paradigma. Si se logra sostener esta dinámica, Argentina no solo dejará atrás el rol de exportador de materias primas, sino que podría convertirse en proveedor confiable de la transición energética global.